Elaphomyces spirosporus A. Paz & Lavoise sp. nov.
Descripción: carpóforo muy pequeño, globoso irregular, de 0,5 a 1,5 cm de diámetro, Superficie lisa, quebradiza, que al romper se separa con facilidad del peridio; de color marrón negruzco. Peridio delgado de color gris-crema rosáceo.
Gleba: al principio hueca, algodonosa, al madurar pulverulenta de color gris. Olor débil a hongo.
Localización: especie hipogea rara y poco frecuente que nace desde la primavera hasta el invierno, se desarrolla enterrada a muy poca profundidad en el mantillo y la primera capa de tierra bajo roble melojo (Quercus pyrenaica).
Observaciones: Elaphomyces maculatus es una especie poco frecuente y prácticamente desconocida en Extremadura. Se puede confundir con algunas especies próximas como E. maculatus.
Observaciones: Elaphomyces spirosporus es una especie nueva para la ciencia recolectada en Extremadura con la ayuda de la perrita trufera “Trufi” que la localizó. Se caracteriza por su pequeño tamaño y por el peridio liso y quebradizo que aparece envuelto en una masa de micelio verdoso, y también por sus esporas de color claro con un perisporio formado por bastoncillos alineados longitudinalmente formando espirales.
Los ejemplares de las fotografías que ilustran este texto fueron localizados en un bosque de roble melojo en el término de Jarandilla de la Vera (Cáceres), y representan la primera cita para la ciencia de esta especie.
Comentarios: en los hongos que nacen hipogeos la forma y estructura de la gleba puede ser muy peculiar para cumplir de forma eficaz su principal misión que es perpetuar y dispersar la especie. Este es el caso del Pyrenogaster pityophilus un hongo hipogeo no encontrado aún en Extremadura, que tiene una gleba muy curiosa dividida en infinidad de peridiolos con forma de peonza, separados por una membrana blanca pero unidos entre sí y alojados en el interior del carpóforo en forma de espiral, al romperse los carpóforos la gleba salta como impulsada por un resorte y se extiende como un muelle.
Estos peridiolos contienen las esporas, son muy quebradizos y están cubiertos de una sustancia muy pegajosa, seguramente con la finalidad de que se queden pegados en el hocico de los roedores que los escarban para comerlos, y de esta forma ser transportados por ellos para así ampliar el radio de dispersión de las esporas.